Las fronteras cerradas de Nueva España.
El
descubrimiento y colonización de los territorios americanos, así como las
grandes riquezas y beneficios que obtenía la Corona española despertaron el
interés de otras naciones europeas que también buscaban expandir sus
territorios y aumentar su poderío económico, como Inglaterra, Francia y
Holanda.
España,
celosa de conservar sus privilegios en América, estableció un régimen de navegación
y de comercio cerrado y proteccionista, sustentado en la corriente económica
del mercantilismo, el cual imponía severas restricciones al comercio entre las
naciones y buscó establecer barreras comerciales alrededor de sus posesiones en
América para proteger su monopolio económico.
Sin
embargo a la larga esa política resulto contraproducente, ya que mientras el
poderío económico de España se basaba en los metales preciosos obtenidos en
América, los ingleses, franceses y holandeses empezaron a producir manufacturas
que comercializaban en Europa, incluyendo a España que se veía obligada a
comprarles las mercancías que no se producían ni en la península ni en las
colonias.
Así,
España fue quedando rezagada en el proceso manufacturero, con respecto a otros
países europeos, pues participaba en el comercio mundial como una nación
compradora de manufacturas y no productora de ellas.
Por
otro lado, al restringir España el libre comercio entre sus colonias y otras
naciones europeas, propició el contrabando, mediante el cual se introducían
mercancías de manera clandestina a las colonias, así como la piratería inglesa,
francesa y holandesa sobre las embarcaciones españolas que llevaban las
riquezas desde América a la metrópoli.
Ello
constituyó una de las múltiples causas de los constantes conflictos y
enfrentamientos bélicos entre España y otras naciones, principalmente
Inglaterra y Francia, que la obligaron a destinar gran parte de las riquezas
obtenidas en sus colonias y disminuyeron su poderío.
Las
medidas proteccionistas y de fronteras cerradas de la corona española y sus
colonias, no solo se debía a razones económicas; tenían también un trasfondo
ideológico, ya que intentaban impedir que las nuevas ideas religiosas de la
Reforma Protestante (Movimiento religiosos iniciado por Martín Lutero
(1483-1546), que rechazaba la autoridad de la iglesia católica, desconocía al
papa y proponía la libre interpretación de la biblia) llegaran a tierras
americanas, pues de hacerlo pondrían en peligro los privilegios y el papel de
la iglesia católica en las colonias del Nuevo Mundo.
La inmigración española y los esclavos africanos.
Después
de la conquista numerosos colonos españoles llegaron a poblar las tierras
novohispanas, la mayoría de ellos alentados por las noticias sobre el
descubrimiento de ricas minas de plata. Los españoles fueron los únicos
admitidos de forma legal en las colonias americanas, ya que la Corona
restringía la entrada de otros europeos por las guerras políticas y religiosas
con algunas naciones.
Aunque
en realidad algunos europeos franceses y alemanes fueron admitidos de forma
provisional. También llegaron portugueses a partir de 1580 y para 1640 al
estallar los conflictos entre esas naciones seles ordenó salir de las colonias
españolas.
La
población española se incrementó en Nueva España a lo largo del periodo
colonial: hacia 1570 había alrededor de 63 000 personas reconocidas legalmente
como españoles y hacia 1750 la cifra llegó casi a 600 000. Esta población
considerada española no era en su totalidad de origen europeo, ya que los hijos
mestizos de españoles e indígenas, nacidos en matrimonios legítimos, se les
consideraba también españoles.
LOS
ESCLAVOS AFRICANOS. Durante los primeros años de la conquista y
colonización se permitió a los españoles esclavizar a los indios que oponían
resistencia y se enfrentaban a ellos; los españoles justificaban esta
esclavitud porque consideraban que los indios eran capturados en lo que
llamaban “guerra justa”
También
se permitió a los conquistadores rescatar piezas, es decir, apropiarse de los
indígenas que ya eran esclavos dentro de la sociedad prehispánica. Sin embargo,
estos esclavos indígenas morían con frecuencia al no resistir los duros
trabajos en las plantaciones de caña de azúcar y en las minas.
La
Corona española prohibió en numerosas ocasiones la esclavitud indígena, para
protegerlos, ya que consideraba que todos los indígenas debían ser libres y
decidió que debían sustituirse por esclavos africanos, que además eran más
resistentes a los trabajos forzados. La disminución de la población indígena
por las epidemias también propició el aumento de la compra de esclavos negros.
Algunos
de los esclavos, cansados de los trabajos inhumanos a que eran sometidos, huían
a las montañas y selvas, donde fundaron poblados conocidos como palenques. En
el transcurso de la vida virreinal los negros se mezclaron con la población
india, asiática y blanca, y la diversidad de mezclas dio origen a una sociedad
multiétnica.
El
comercio con Perú y Filipinas.
Con
el fin de mantener cerrado el monopolio comercial entre Europa y sus posesiones
americanas, la metrópoli restringió e incluso prohibió durante ciertas épocas
el comercio entre los virreinatos de Nueva España y Perú. A pesar de ellos se
mantuvo un constante y a veces clandestino comercio entre los virreinatos.
Se
calcula que hacia 1550 unas treinta o cuarenta naves pequeñas llevaban carga y
pasajeros entre Huatulco y el Puerto Callao. Más tarde el puerto de Acapulco
participó también en el comercio con Perú. Como en Perú la producción de plata
era muy alta y la población española muy pequeña, había un excedente del metal
que permitía intercambiarlo por productos y manufacturas novohispanas.
Por
otro lado, la conquista y colonización de Filipinas en la segunda mitad del
siglo XVI, por parte del imperio español, permitió un intenso comercio entre
Asia y América. El galeón de Manila, también llamado Nao de China, viaja hacia
la ruta Manila-Acapulco transportando mercancías muy valiosas, su primer viaje
se realizo en 1573 y el último en 1821.
La
Nao de China transportaba plata mexicana, que tenía un precio muy alto en Asia,
pues en aquel continente era más escasa que en Europa. Con ella se adquirían
artículos orientales a precios muy bajos para venderlos en América a precios
muy altos. En manila se cargaban marfiles, sedas y porcelanas chinas, clavo,
canela entre otros productos.
Cuando
llegaba al puerto de Acapulco la Nao de China, desde finales del siglo XVI, se
realizaba una feria que duraba alrededor de un mes y en ella se vendían los
productos orientales y se cargaba el galeón que iba de regreso a Manila con
cacao, vainilla, tintes, cuero y plata.
El
destino de la plata mexicana.
A
pesar del peligro que representaban los piratas para los barcos españoles, el
comercio a través del Atlántico comenzó a incrementarse a mediados del siglo
XVI, al descubrirse las minas de lo que hoy son los estados de Zacatecas,
Guanajuato, Hidalgo y San Luis, de las que se extraían grandes cantidades de
plata.
Con
la plata americana, la Corona española cubría gran parte de las deudas que
adquiría con corporaciones como la iglesia y con particulares adinerados que le
prestaban para solventar los gastos que le suponían los constantes
enfrentamientos bélicos con otras naciones europeas, y compraba bienes
manufacturados, que por su insipiente desarrollo industrial no estaba en
posibilidad de producir.
Recordemos
que la política mercantilista determinaba que la riqueza y el poderío se
basaban en la acumulación de oro y plata. Con la plata, España debía comprar
las manufacturas extranjeras a precios elevados y estas se encarecían todavía
más cuando llegaban a los virreinatos. Esto explica el auge que tuvo el
contrabando.
Ya
en el siglo XVII el destino de la plata cambió y esto se debió a diversas
causas, en primer lugar los particulares novohispanos comenzaron a reinvertir
la plata en territorio americano; además el desvió de plata novohispana que
hacían los contrabandistas a otras naciones europeas y por último el frecuente
asalto de los piratas a las embarcaciones que regresaban a España cargadas de
plata desalentaba que se enviasen las cuantiosas cantidades que antes se
embarcaban.
Lo
cierto es que en la segunda mitad del siglo XVII buena parte de la plata se
quedaba en Nueva España, lo que favoreció una reactivación de la economía
virreinal. La plata novohispana se distribuía también a través del comercio por
casi todo el mundo, incluso llegaba desde Filipinas a China, India y a otros
lugares asiáticos.
Los sacaron de wikipedia y eso no tiene sentido de publicarlo si el trabajo no lo hacen ustedes mismos
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